jueves, 22 de enero de 2015

Mi padre me enseñó a contar hasta diez si estaba enojado, o hasta cien si estaba muy enojado. Después de enfriarme, yo simplemente decía : "Me disculpo", y nunca culpaba a otra persona, sin importar cuán enojado estuviera. Si culpo a otra persona, le doy el poder. Si asumo la responsabilidad por lo que ha ocurrido aprendo una lección preciosa que obviamente necesitaba aprender. Si miento, culpo a los demás, justifico o niego los errores, no aprendo nada.

Frecuentemente quieren que la otra persona cambie, esa es la razón por la que permanecen molestos por tanto tiempo. También se molestan porque no aprenden su lección personal. En vez de estar molestas, esas personas deberían estar agradecidas de que la otra persona esta aquí para enseñarles algo que necesitan aprender.

Robert T. Kiyosaki.

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